El pueblo de Abrucena nos remite a otros tiempos, su enclave en una ladera le ha dado un aspecto peculiar a sus calles moriscas estrechas y empinadas. Uno de los pueblos blancos de la cara norte de Sierra Nevada almeriense, esconde paisajes nevados y profundos bosques que agradan la vista a sus visitantes.
A lo lejos se divisan pinceladas de la alfombra multicolor que cubre el monte en primavera, el canto de los pájaros y el refugio del agua entre las acusadas pendientes y frío aire de la montaña.
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